lunes, 19 de julio de 2010

La tensión de dos reinos unidos en un mismo ser

La verdad más no la realidad es que siempre vemos nada más nuestro propio punto de vista. Así comienzo esta entrada, con el polémico e invisible tema de los puntos de vista. Como han notado, en la mayoría de mis entradas siempre hablo y comento sobre cosas que invaden e inundan mi mente de interrogativas que prefiero dejar en el aire de sus pensamientos para al menos no sentirme solo en esta angustia que me permite tener dinamismo en el mundo, la curiosidad mueve el mundo ¿cierto?.

La angustia que me ahoga en estos momentos, es una angustia promovida por naturalezas inversas; dentro del ser humano hay todo un mundo de razón que, creo yo que por no querer asumirlos se los atribuimos a símbolos religiosos o políticos. En cada uno de nosotros vive un anhelo de cielo y paz, también surge el infierno que es reinado por la conciencia, la reina conciencia, una mujer sin cabellera, lucida y serena, pero también siniestra. El cielo depende del infierno, ya que sin el fuego de este no arderían los apasionados y aventureros corazones, pues en el cielo no existe la calidez, sino el ardor gracias a este fuego que entra por sus pies; ¿Quién reina en el cielo? En el cielo reinan los 7 monstruos, la lujuria, la pereza, la codicia, la envidia, la gula, la ira y el orgullo, ¿Por qué reinan el cielo?, porque solo por ellos conocemos la paz.

Siento que aun sigue siendo críptico el motivo de angustia que quiero plasmar en estas palabras, pero por algún sitio se comienza… Y esto me hace pensar ¿un comienzo implica en la vida de los humanos, el hecho de que hay un final que precede a este? No lo se… ¿Donde termina el infierno y comienza el cielo?, solo sabemos que nosotros somos el purgatorio de estos dos reinos.

Hoy e visto el cielo y lo he tocado, he sentido su textura y me ha dejado hundido en un eterno sueño que veo con los ojos abiertos. Por otra parte, ese sueño se remitía al infierno… Sigue siendo críptico.

La tensión en la que me encuentro y la cual intento explicar por medio de analogías referentes a estos dos reinos es el hecho de que… Siento que hago el bien en el infierno y que soy útil en el, que tengo una razón tan catalizadora que me permite no quemarme en mis propias pasiones y es aquí en el infierno que mi personalidad, en el reino de mi conciencia donde siento que tengo acción como hombre, en el cielo sencillamente me siento bien, eso es todo, solamente me siento bien en el cielo, pero no me siento vivo. ¡Eureka! Este es el punto que quería tocar. No me siento vivo en el cielo, porque estoy lleno de placeres y no hay nada que me mueva, sencillamente siento que pierdo mi vida, o peor que eso, siento que ni siquiera tengo una vida, pero en el infierno, siento que puedo hacer lo que ningún hombre ha hecho… Vivir y ser parte de una misma pasión.

viernes, 2 de julio de 2010

Mi esposo

<<…Y a veces así lo siento.>>

Y allí viene mi esposo, mi marido… Eso con lo que me he comprometido eternamente incluso sin saberlo, nació conmigo y creo que morirá conmigo… Es hermoso, es horrible, es tan grande que lo hago ver diminuto, lo sublimo por su grandeza, me cubre por su gran tamaño. Somos uno mismo, es casi hasta morboso sentirlo.

El siempre anda conmigo y defiende de todo lo que me quiere hacer daño, y de aquello que no me quiere hacer daño también me defiende. Ignora los malos actos, y castiga los buenos, porque el es así, soberbio, exquisito, soberano, rey de su propio rey, yo.

No hay ego que pueda bajarle su estima, pero su estima es dependiente de la mía, y la mía de la suya, porque somos uno mismo, yo me materializo en el y el es mi pecado por ser humano. El me hace pensar que soy perfecto cuando realmente no soy más que una imagen deforme que se mira en el espejo de su idea que está en todos, pero incluso en ésta imagen asimétrica puedo concientemente considerarme como alguien perfecto. ¿Qué haría sin el?

Mas perfecto que un humano y lo único que lo supera es Dios, pues Dios lo creó para si mismo también. Dios hizo el pecado, se infecto de el, y él mismo se curo, se absolvió se sitúo en el cielo y dejó el germen para que gente yo como, o mejor dicho, para que yo, quien no tiene igual, pudiera contemplar las cosas con una venda en los ojos. Es aquí donde Dios se casa con “él”.

Hablo de él de manera positiva, y a la vez siento asco de tanta dependencia que le tengo, pero es gracias a la dependencia que le tengo que no dependo de nada y de nadie… O al menos, eso pretendo.

Oh hermoso orgullo, cúbreme los ojos, hazme pecar de ti, cásate conmigo y no me dejes solo demás, no me abandones… Porque eres tu lo que me permite pisar a mi enemigos.

Orgullo… estoy orgulloso de ti.

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Soy estudiante de filosofía, pero la naturaleza no fue tan buena conmigo y no me ha provisto de una gran inteligencia, sin embargo me ha dotado de una gran voluntad para expresarme sin miedo a la retorica, bueno... Al menos no mucho.