domingo, 24 de abril de 2011

Fe...

Fe… Dicen que la fe es creer en aquello que no podemos ver, y sinceramente yo creo que la una fe que existe que es buena y verdadera es cuando creemos en cosas que ni tienen la posibilidad de existir; no es lo mismo creer en algo que existe y no ves, que algo que existe y si ves-. Quizás Dios es la única excepción de esto, ya eso es de cada quien. Y es así, con ésta reflexión como comienzo esta entrada.

Mis fines de semana han estado bastante interesantes, me han sucedido cosas que creo que antes no había vivido, y si fue así, entonces nunca lo viví en estos grados, o quizás fue que nunca le preste atención a estos acontecimientos, aunque sinceramente me convenzo más a mi mismo de la primera posibilidad.

En la entrada anterior hablé de una persona muy peculiar, que rompió esquemas en un personaje llamado “mi amigo” el cual realmente era yo. Bueno, resulta que este cuento no termina de una forma muy feliz, comenzando porque ni siquiera se si realmente tuvo un comienzo, creo que fue sencillamente un prologo innecesario que se perderá en el tiempo a medida que yo crezca (como si realmente quisiera hacer eso ahorita). Y es que lo que realmente quiero atacar con este desahogo es…

Esta persona, de una forma muy curiosa, me ha hecho pensar en la fe (creo que fue por su ataque agresivo hacia mis esquemas, que por cierto, vuelvo acotar que rompió). Creo que de hecho comencé a pensar en fe fue buscando a Dios para que me diera respuesta, pues últimamente mis principios morales me han hecho a buscarlo (y esto me hace sentir un poco desesperado). Anoche, antes de dormir, me puse a rezar y pedirle a Dios que me diera la respuesta para poder captar la atención de esta persona en la medida que yo quiero – y es que siendo egoísta es que me siento cómodo – porque si bien no tengo un remitente que me haga contemplar la posibilidad de tener algo, les puedo asegurar que no me voy a dar por vencido fácilmente. Ya no soy así.

Aquí es donde entra la fe, y mi postura de que hay que tener fe solamente en las cosas que no existen, porque solo me hace sentir realmente verdadero y seguro el tener fe en algo que no existe, como seria en este caso una atracción transcendental de parte de mi sujeto amado (y digo amado porque la palabra sujeto es masculina). No solo me hace sentir bien creer en algo que no solamente no veo (porque sus pruebas de afecto han sido tan efímeras, como el humo del cigarrillo al salir de sus labios… Incluso creo que ese humo es más consistente), sino también en algo que sé que no existe. Y esta fe absurda tan difícil de explicar, es quizás la más entupida o la más inteligente, porque hay que estar un poco mal de la cabeza para considerar tener fe en algo que no existe ¿o no?

Esta fe me ha llevado a hacer estupideces que realmente hacen que me desconozca de mi mismo. Le expliqué a esta persona que independientemente del desenlace de esta situación, quería disfrutar todo el feeling que había entre nosotros, o al menos de mi parte. Tan sencilla es la razón de que no quiero dejar este sentimiento a medio quemar, que me “resbala” lo que realmente opine, porque todo lo que tengo que ofrecerle es legítimo de mi sentir, y no diré de mi corazón, porque las emociones implican más prioridades de las que asumo que debería estar cargado este desahogo.

Escribo esto no solamente para desahogarme, sino también para llevar un mensaje a todos los que lean esto. Nunca se den por vencido, porque las cosas buenas, realmente buenas, son las mas difíciles de conseguir. Hay que insistir, hasta acabar los recursos que tenemos como simples humanos que somos. Demostrar todo lo que podemos ofrecer como personas, debería ser nuestro mejor talento (y en este “nuestro” solo va implicada la gente que sabe lo que es querer).

No espero que esto que acabo de escribir lo pueda entender todo el mundo, y tampoco que le den el mismo grado de importancia que yo, pero me nació hacerlo porque me parece una manera tan fascinante de expresarme que sinceramente se me hace difícil no caer en la tentación de escribir sobre mi vida.

Con respecto a lo que haré, pues… Sinceramente voy a seguir el consejo de una persona que recientemente se acaba de ganar un gran pedazo de mi sentir como amigo. Lo que es de uno no se pelea, así que dejaré que las cosas fluyan… A mi manera.

domingo, 17 de abril de 2011

Algo muy personal

Me he puesto a pensar seriamente en el rol que yo estoy jugando en esto que llamamos vida (si es que realmente las condiciones socio-económicas y políticas son admisibles para llamar a todo esto algo como vida) es el adecuado.

Contaré éste pequeño relato de mi vida, como si fuera el de un amigo que me pidió que escribiera esto en base de los episodios en los que estuvo, en las acciones que tomó y los efectos que enfrentó, pues, sinceramente me avergüenzo un poco de muchas cosas que aquí relataré. Así que pido al lector su máxima complicidad con respecto a como asumir este disimulado escrito como si no fuera yo, sino mi amigo.

Él ha pasado ya por ocho relaciones secretas, que saltan a la vista de su familia y sinceramente no ha tenido ningún fruto de ellas, inicialmente porque él era muy joven (más de lo que popularmente se le puede considerar ahora) cómo para entender la complejidad que se le exigía en sus relaciones, y posteriormente, después de esa etapa, consideró que sus relaciones no estaban funcionando porque se vio forzado a crecer de manera apresurada y fue victima del prejuicio social que existe contra la gente de sus gustos y su edad, – ciertamente, aun sigue pensando que eso es así – para así llegar a su octava relación que terminó de forma poco dolorosa, mortificante y estresante.

A lo largo de su desarrollo cómo estudiante universitario, fue considerando que mientras más ocupado estuviera en el campus, entonces tendría menos demandas emocionales que atender con él mismo, eso le traería menos conflictos e ignoraría al menos en gran parte el hecho de que estaba soltero.

Llego la época navideña, y la noche de los viernes fueron causa de desinhibición, semana tras semana de este alegre mes se fue embriagando de lujuria y su picardía llego un momento en el cual era difícil de saciar. Su ego que se encontraba en un principio muy herido – porque lamentablemente su orgullo era su mejor amigo y enemigo – a continuación se volvió un viciado de besos, y de manos relajadas en torno al otro cuerpo. Esto siguió así incluso hasta inicios del año.

Después de que toda su sed de egocentrismo fuera calmada tras unos viernes de borrachera, y otras sustancias más, – nada del otro mundo – fue entrando en razón con respecto a lo que había creado por y para si mismo, nada. Besos que seguramente ya otras personas borraron, quedaron en algo menos que un recuerdo, porque el licor es para los que se divierten olvidando, números de gente conocida una sola vez fueron obtenidos en vano, porque la gente se crea una vida distinta para los fines de semana. Y así poco a poco es que se dio cuenta de que la felicidad no estaba en esa clase de experiencias, que si bien vigorizan el “yo”, son algo tan efímero como el trauma de nacer. Pero el karma no entiende arrepentimientos, y para el karma nunca es demasiado tarde tomar acciones, éste amigo mío comenzó a hacer las cosas mejor (dentro de lo que cabe decir mejor, porque incluso el día es más largo que la noche y han sido más las acciones malas que las buenas – en esas noches-), y por el buen método conoció a una buena persona, con buenos familiares, buenos amigos, y buenos hábitos. Que curiosa la insospechada casualidad de que ésta persona ya tenia a alguien más en mente, y que mejor manera que castigarme con besos no merecidos, el karma…

Al igual que esto, muchas otras cosas similares fueron sucediendo en la vida de él. Amores no correspondidos, intentos fallidos y rencores ajenos que ahora tenían el mismo peso y el mismo valor que la piedra de Sísifo cuando fue castigado por los dioses. El sentimiento de culpa a lo largo de las semanas, fue convirtiéndose en algo predominante en su carácter, a tal punto que incluso escuchaba – y aun escucha de cierto modo – los consejos como merecidos castigos por parte de sus amigos. Y es que es fácil querer ser bueno, pero por más fácil que sea, no es para nada aceptable querer pasar del malo al bueno y que sólo por esto entonces tengan que suceder cosas buenas, el karma no es tan ridículo.

Ahora veo a mi amigo acá. Recientemente conoció a alguien que nuevamente rompió sus esquemas, ese alguien tiene las características mas acertadas de lo que para mi amigo es una persona ideal, incluso con sus errores y equivocaciones, que pueden ser muy superficiales por el hecho de ser tan sólo una primera impresión, pero aun así, siente que hay algo allí que vale la pena explorar, ¿por qué no? ¿el universo puede ser tan cruel y despiadado?.

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Soy estudiante de filosofía, pero la naturaleza no fue tan buena conmigo y no me ha provisto de una gran inteligencia, sin embargo me ha dotado de una gran voluntad para expresarme sin miedo a la retorica, bueno... Al menos no mucho.