Sólo
veo las luces de la vía traspasar tu mirada como centellas frías que se pierden
en un alma madura, y obscura. Quisiera estar ahí adentro, perderme en esa
eterna obscuridad; abrazadora, escalofriante, mórbida…
Hoy
en uno de esos días en los que eres mi desconocido preferido, y no puedo dejar
de ver como manejas la profunda fragilidad de nuestros seres con tanta destreza…
No me mires, tienes un camino lleno de locura en frente.
Dices
que tu deber es llevarme a mi destino, y el problema es que mi casa está en el
cuerpo que desee habitarme, donde tu creas que yo duermo. Siento una intenta
necesidad de hacer el mal contigo… ¿Quieres oír el poema que hizo mi mente con
la imagen de tu cuerpo?
Devoraré
cada parte de tu cuerpo, como si en vez de lujuria se tratara de gula mi gran
obsesión por ti. Dejaré que cada gota de sudor que salga de tu cuerpo arda
sobre mi cuerpo hasta sentirme en un infierno. Me voy a despedazar sobre tus
labios sólo para que acto seguido pruebes detalladamente cada parte de mi
cuerpo. Te suplicaré a gritos“¡reviéntame la piel!” hasta que llegues a mi alma
eufórica. Realmente quiero hacer este culto contigo; te entregaré el placer de
someter mi cuello bajo tu mano, fuerte, enardecida, deseosa de robarme algo por
un instante, hasta que me quites el aliento, y luego me permitas vivir
nuevamente. ¡Golpea! ¡Golpea este cuerpo duro y manso! Esta es la única forma
en la que me harás sentir que te importo.
Deja
la huella de cuerpo sobre el mío, para que cada vez que vea como me lastimaste
recuerde con placer el dolor que me causaste. Permite que mi cuerpo experimente,
dentro de cada cortada hecha por tus mordidas, el éxtasis de tus más bajas
pasiones ¿no te excita? ¿No te encanta ser el dictador de este pueblo llamado “noble”?...
Cachetéame,
tantas veces como quieres, sólo así evitaras que me embriague el placer de mis
fantasías y me quede en este placer tan inmediato y real que pocos entienden: ¡soy
tan afortunado!
Despierto…
Ahora
me veo frente al espejo de que mi desolada habitación y veo tus marcas por
doquier, sé que el tiempo las borrara, cómo a una obra de arte que castiga por el mero hecho de existir… Pero estoy
tranquilo, ya que pronto volveré a sentir la sangre de tus labios heridos por
mi insaciable apetito.