viernes, 16 de octubre de 2009

El club de los corazones rotos – La necesidad de la sociedad.

“Donde hubo fuego cenizas quedan”.

He estado pensando en la soltería como un estado sumamente absorbente, como una especie de arena movediza, que mientras más buscamos salirnos de ella, más nos hundimos. No lo voy a catalogar como vicio, pues uno no se vuelve adicto a la soltería, de hecho, algunos gritamos agonizantes de la pereza que nos causa estar en ese mar de soledad, un mar muerto, un mar glaciar, frió y solitario. Existen también aquellos que se jactan de llenar su soltería con actos promiscuos, lo que algunos llamaríamos como pecado (pero no usare este termino, pues bien, quien este libre de pecados que arroje la primera piedra. No soy quien para señalar como pecador a un ser promiscuo). Por otro lado, también existen aquellos que buscan llenar su soltería, manteniendo un hilo que hace una costura compleja entre lo real y de lo irreal, lo que queremos y no tenemos, algo así como un extraño caso de embarazo psicológico, pero engendrando en nosotros mismo una emoción que no es reciproca. En fin, hay demasiadas maneras de llenar nuestra soltería.

Todo esto me lleva a pensar que somos un club de corazones rotos, todo estamos juntos, sin darnos cuenta de que es por el mismo propósito. Buscamos amigos, intentando compensar ese espacio vació de nuestros corazones o de nuestras mentes para no sentirnos como los seres humanos solitarios que somos, llegamos a puntos críticos y peligrosos de conocer personas por Internet, o por medio de sociedades “sin animo de lucro”. Históricamente, el ser humano, comenzó a buscar pareja, cuando se vio en la necesidad de formar familias, pues el solo hecho de reproducirse por instinto, debió de alzar la taza de mortalidad en el mundo ¿o no? (Imagínense un mundo lleno de mujeres embarazas y de hombres que nacen de esas mujeres para seguir dejando embarazadas). Confieso que no tengo muy en claro a lo que quiero llegar con todo esto realmente, solo escribo las ideas como me vienen a la cabeza y porque necesito plasmar las mismas.

Continuo, a lo que me refería con lo de la búsqueda de parejas, es que nosotros (los humanos) buscamos amistades aspirando a que suceda algo mas que eso, tenemos amigos porque necesitamos identificarnos con alguien y a la vez necesitamos opinar sobre nuestras diferencias. Todos estos diálogos a la final, nos van haciendo concretar sobre la clase de persona ideal que buscamos.

Un hombre alto, rubio, de cuerpo muy estético busca entre su grupo de amigos a las amigas, de ese grupo de amigas a las mas bajitas, de la mas bajitas, las mas blancas, de las blancas la que tenga el cabello mas oscuro y largo, y después de que surja esa atracción superficial se va escarbando en las diferentes matices de esa persona para ver si es realmente lo que busca tanto por dentro como por fuera. Esto lo coloco como ejemplo para aclarar más o menos a lo que me refiero.

Señalo nuevamente que somos un club de corazones rotos, porque todos estamos juntos en búsqueda de lo mismo, y buscamos lo mismo por medio de la misma forma. Conocer nuevos mundos (refiriéndome a que cada cabeza es un mundo distinto).

“En el mar hay muchos peces”.

Este dicho se aplica perfectamente al humano en su estado de soltería (según como yo me refiero al mismo al inicio de esta entrada), pues, nos vemos en un mar solitario, pero si navegamos y exploramos en busca de nuevas cosas, seguramente saldremos de ese mar, a un océano completamente abierto a nuevas posibilidades. De igual forma, si observamos bien a nuestro alrededor, encontraremos una raíz que no nos deje hundirnos completamente en esa arena movediza. A lo que quiero llegar con todo esto es que, mientras tengamos esperanza, mientras tengamos esa motivación para generar un cambio en nuestras vidas y estudiemos nuestras posibilidades, llegaremos a cumplir el devenir que tanto anhelamos y merecemos, pues el cambio evita la inmediatez y nos deja llegar a la felicidad.

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Soy estudiante de filosofía, pero la naturaleza no fue tan buena conmigo y no me ha provisto de una gran inteligencia, sin embargo me ha dotado de una gran voluntad para expresarme sin miedo a la retorica, bueno... Al menos no mucho.